¿Por qué el frío afecta tus articulaciones y cómo puedes cuidarlas?

Con la llegada de las temperaturas bajas, es común escuchar quejas sobre dolor y rigidez en las articulaciones. Pero, ¿por qué ocurre esto? Aunque el frío no causa directamente daño articular, sí puede intensificar molestias existentes, especialmente si tienes artritis u otras afecciones articulares. Aquí exploraremos las razones detrás de este fenómeno y cómo puedes cuidar tus articulaciones en los días más fríos del año.

¿Cómo afecta el frío a las articulaciones?

  1. Contracción muscular y rigidez:
    Durante el frío, los músculos tienden a contraerse para conservar calor, lo que puede limitar el rango de movimiento y aumentar la sensación de rigidez (McAlindon et al., 2014).

  2. Menor circulación sanguínea:
    En climas fríos, el cuerpo prioriza mantener calientes los órganos vitales, lo que disminuye el flujo sanguíneo a las extremidades. Esto puede provocar una sensación de pesadez o entumecimiento en las articulaciones (Allen et al., 2011).

  3. Cambios en la presión barométrica:
    Cuando desciende la presión atmosférica, como suele ocurrir antes de una tormenta, los tejidos alrededor de las articulaciones pueden expandirse ligeramente, generando dolor o incomodidad (Timothy et al., 2017).

Doctor revisando la rodilla de un hombre joven.

Consejos para cuidar tus articulaciones en el frío

Aunque no podemos controlar el clima, sí podemos tomar medidas para reducir su impacto en nuestras articulaciones:

  1. Mantén el calor en tu cuerpo:
    Usa ropa térmica y guantes, y asegúrate de mantener tus extremidades bien abrigadas. Aplicar compresas calientes en las articulaciones doloridas también puede aliviar la rigidez.

  2. Haz ejercicio regularmente:
    La actividad física suave, como caminar, nadar en agua templada o practicar yoga, ayuda a mantener la flexibilidad y mejora la circulación sanguínea, lo que reduce la rigidez (Hernández & Díaz, 2019).

  3. Adopta una dieta antiinflamatoria:
    Incluye alimentos ricos en Omega-3 (salmón, nueces), cúrcuma y frutas como las cerezas y los frutos rojos, que ayudan a reducir la inflamación. Mantente bien hidratado, ya que la deshidratación puede agravar el dolor articular (Calder, 2020).

  4. Masajes y estiramientos:
    Dedica unos minutos al día a masajear las áreas afectadas y realizar estiramientos suaves. Esto ayuda a mantener la movilidad y a prevenir lesiones (Shanahan et al., 2015).

  5. Evita posturas prolongadas:
    Si trabajas sentado o de pie durante largos periodos, toma pausas para moverte y estirarte. Esto previene la rigidez y mejora la circulación.

  6. Consulta a un profesional:
    Si los dolores persisten o empeoran, acude a un reumatólogo o fisioterapeuta. Podrían recomendarte tratamientos específicos o ejercicios adaptados a tus necesidades.

Profesional revisando la rodilla de un hombre, especialista muscular revisando una articulación.

Suplementos que pueden ayudar

Algunos suplementos, como el colágeno hidrolizado, la glucosamina, la cúrcuma y el magnesio, pueden apoyar la salud articular y reducir el dolor asociado con el frío. Eso sí, consulta a tu médico antes de iniciar cualquier suplementación (Wieland et al., 2015).

Un estilo de vida proactivo para tus articulaciones

El frío puede ser un desafío para las articulaciones, pero no tiene por qué limitar tu calidad de vida. Con pequeños cambios en tu rutina y un cuidado constante, puedes mantenerte activo y disfrutar de la temporada invernal sin molestias. Recuerda que la clave está en la prevención y en escuchar las señales de tu cuerpo.

Referencias

  • Allen, K. D., et al. (2011). Predictors of response to exercise therapy for knee osteoarthritis. Arthritis Care & Research, 63(11), 1533-1540.
  • Calder, P. C. (2020). Omega-3 fatty acids and inflammatory processes: From molecules to man. Biochemical Society Transactions, 48(5), 1137-1150.
  • Hernández, L., & Díaz, E. (2019). Exercise and joint health: A narrative review. Journal of Clinical Rheumatology, 25(4), 123-130.
  • McAlindon, T. E., et al. (2014). Recommendations for the management of osteoarthritis of the hip and knee. Osteoarthritis and Cartilage, 22(3), 363-388.
  • Shanahan, C., et al. (2015). Stretching for joint health: An evidence-based review. Physical Therapy Reviews, 20(1), 16-22.
  • Timothy, W. J., et al. (2017). Barometric pressure and joint pain: A review of clinical evidence. Pain Medicine, 18(9), 1646-1651.
  • Wieland, L. S., et al. (2015). Glucosamine and chondroitin for joint pain. The Cochrane Database of Systematic Reviews, 2015(10), CD010973.

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